Oyes un zumbido, y eso quiere decir que el Lanzador Colmena Kawan está aquí. El dispositivo dispara un proyectil que libera un enjambre de pequeños robots que siguen el rastro de los oponentes que atraviesan la nube. Procura que no te entren en los ojos.
552 Commando
FUSILES DE ASALTO
SG-CQB
ESCOPETAS
Bailiff 410
ARMAS DE CINTO
P229
ARMAS DE CINTO
Claymore
CARGA DEMOLEDORA PESADA
Granada de impacto PEM
LANZADOR COLMENA KAWAN
"Fuera de mi camino".
Cuando crecía en Jurong (Singapur), resultaba habitual encontrarse a Keng Boon en la selva, poniendo a prueba las habilidades de supervivencia que le enseñaba su padre. Con 18 años realizó su servicio militar, destacando en la NDU (la unidad de élite de las fuerzas navales especiales de Singapur). Keng Boon fue un alumno excelente en la Escuela de Submarinistas (FMS), y gracias a su concentración y resistencia completó el entrenamiento y pasó a formar parte del Grupo de Desminado Submarino (CDG).
Trabajó con sistemas de contramedidas en la Unidad Naval de Eliminación de Artefactos Explosivos (EOD), y más tarde asistió a la Escuela de Reconocimiento del Ejército del Instituto de Inteligencia Militar. Allí le entrenaron para moverse de forma sigilosa, obtener información y realizar informes de inteligencia veraces en tiempo récord; en general, le prepararon para ser "los ojos y los oídos" de las Fuerzas Armadas de Singapur (SAF). Sus habilidades de reconocimiento y seguridad llamaron la atención de Kali, que vio en Keng Boon un posible agente de Nighthaven.
Resulta complicado conocer a un hombre como el agente Charlie Tho Keng Boon ("Grim"), y más aún forjar un vínculo con él. A los pocos minutos de vernos por primera vez, ya tenía la sensación de que él mismo controlaba su propia evaluación. Hay cierta frialdad en él que me llevó a preguntarme qué habría pasado si yo no hubiera cumplido con sus expectativas.
Ya de niño Keng Boon mostraba la actitud de un depredador. Al hablarme de las tardes que pasaba ayudando a su madre a preparar colmenas de abejas, hizo mención a un incidente interesante. En cierta ocasión, apareció un asaltante armado mientras trabajaban. Keng Boon usó una estrategia que había observado en las abejas y, centrándose en las zonas más sensibles de la cabeza, derribó al hombre, que le doblaba en tamaño. Su agresión fue tan precisa y devastadora que el atacante de su madre jamás se recuperó del coma. Cuando le pregunté si es algo que aún le afecta, Keng Boon me respondió: "no". No sé si es porque ya ha superado la culpa por aquello... o porque nunca la sintió.
A pesar de su falta de sociabilidad, no tiene problema alguno en trabajar en una unidad de combate. En [CONFIDENCIAL], su superior [CONFIDENCIAL] afirmó que "la implacabilidad de Keng Boon supone un activo útil para [CONFIDENCIAL]. Las [CONFIDENCIAL] bajas causadas por [CONFIDENCIAL] fueron un riesgo justificable, y no hubo ninguna muerte que no fuera autorizada. A pesar de la brutalidad de [CONFIDENCIAL], conoce las normas y siempre las cumple". Parece que para él el resto de agentes son herramientas en su arsenal, y utiliza a su equipo de forma deshumanizante, pero efectiva. Admito que tengo ciertas reservas hacia el agente Keng Boon, ya que su desapego podría indicar algún trauma reprimido y disminuir su eficacia sobre el terreno...
(Comentario de J. K. Shah: su fachada de tío duro no es fruto de un trauma reprimido, es que nada le importa una mierda. - Kali)
[…] Suponía que habría ciertos roces entre Janković y él en el laboratorio, teniendo en cuenta lo celosa que es ella de su espacio de trabajo, pero por ahora no ha mostrado más que una profesionalidad ejemplar. Ella tiende a hablar y él a fruncir el ceño, pero diría que se comprenden mutuamente; de hecho, parece que Janković ha estado leyendo una novela de detectives que Keng Boon tenía en su mesa... […]
-- División psicológica de Nighthaven