En su ceremonia de entrada en el Rock & Roll Hall of Fame en 1998, Carlos Santana dijo seis palabras que resumían su vida como artista: «May the music set you free» («Que la música os haga libres»). Fue todo un hito para una carrera de 50 años (y sumando) que ha influido a varias generaciones en todo el mundo. Carlos siempre ha sido un rey a la hora de narrar una historia mediante la improvisación y canalizar la expresión a través de la melodía. El sonido y la formación de su banda han evolucionado a lo largo de las décadas hasta alcanzar un atractivo comercial y transversal, aunque siempre se pueden trazar sus raíces hasta la escena musical del área de la Bahía de San Francisco a finales de la década de 1960, donde Santana surgió como una de las primeras jam bands.
Carlos procedía de una familia muy musical: su padre, un mariachi de Tijuana, puso a su hijo a tocar el violín a los cinco años. Carlos no tardó en cambiarse a la guitarra, tras enamorarse de intérpretes de blues como Muddy Waters y B.B. King. Fue definiendo su estilo durante sus primeros años. De adolescente tocó en salas de baile y locales de striptease en Tijuana, y fue allí donde nació la expresividad que lo caracteriza. «Cuando te metes dentro de la nota, dejas tu huella en ella», dijo una vez. Es la capacidad para tomar una melodía y verter el alma en ella, para comunicarse con el público y narrar una historia mediante la música, lo que define el estilo de Carlos.
Cuando su familia emigró a San Francisco a mediados de los años 60, no tardó en sumergirse en aquel ambiente musical. Se colaba en salas tan famosas como el Fillmore Auditorium y se maravillaba viendo de cerca a algunos de sus ídolos, como Jimi Hendrix, Miles Davis y Eric Clapton. Le llegó el turno de llamar la atención en una legendaria jam all-star en el Fillmore, en 1966. Aquel jovenzuelo destacó entre todos con su apasionado estilo melódico. No tardó en formar la «Santana Blues Band», en la que se integraba el cantante y teclista Gregg Rolie (que ayudó a fundar otro supergrupo del área de la Bahía, Journey).
Carlos Santana, en directo en 1984
El célebre promotor musical Bill Graham se hizo cargo de aquella joven banda y la colocó como telonera de los grupos que tocaban en el Fillmore. El público conectaba con aquella mezcla única de jam de blues y ritmos latinos. El sonido de las congas, los timbales y otras percusiones se entremezclaban con el órgano de Gregg Rolie, mientras que la brillante, abrasadora y emotiva guitarra solista de Carlos los separaba del resto. No tardaron en estar en lo más alto de la floreciente escena musical de la zona.
La actuación de Santana en el emblemático festival de Woodstock, en 1969, cimentó su puesto en la historia del rock. Bill Graham les había conseguido un puesto en el cartel, pero como el primer álbum de Santana aún no se había publicado, la mayor parte de los 400 000 espectadores nunca habían escuchado su música. La banda ofreció una actuación inspirada e inolvidable que se convirtió en uno de los puntos más destacados del festival. Aquel enorme y temprano éxito supuso el salto desde los humildes comienzos de Santana en el área de la Bahía y marcó el rumbo de quien es un icono mundial, con una carrera ya de cinco décadas. Y sumando.
Ry Kihn se unió al equipo de Rocksmith en 2016, como transcriptor. Estudió guitarra con Joe Satriani y asistió al Berklee College of Music. Está diplomado en guitarra de jazz por el California Institute of the Arts. Es músico profesional y profesor de guitarra en el área de la Bahía de San Francisco.
«Carlos Santana Acer Arena” », por Eva Rinaldi, se utiliza con licencia CC BY 2.0
«Santana beim gemeinsamen Auftritt mit Joan Baez und Bob Dylan (welche Mischung!) , Hamburg, Mai 1984», por Heinrich Klaffs, se utiliza con licencia CC BY 2.0
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