19.July.2021

En defensa del autotune "Blow Ya Mind" de T-Pain

Cuando T-Pain se presentó en su NPR Tiny Desk Concert en 2014, los artículos y comentarios se enfocaban, por supuesto, en aquel efecto de estudio que lo había llevado a la fama; o más bien, en la ausencia de tal efecto. Esta presentación demostró que este artista (cuyo álbum debut Rappa Turnt Sanga popularizó el tan odiado autotune) podía cantar de verdad, un argumento usualmente esgrimido por su aparente uso exagerado de aquel efecto. Sin embargo, el estigma que rodea al autotune y el impacto en la carrera de T-Pain nos dicen mucho sobre los temores estéticos, incluso morales, que tenemos sobre la producción musical actual, y también sobre la música misma.

Implementado por primera vez por Antares Audio Technologies en 1997, el autotune toma la pista vocal de un cantante y ajusta su frecuencia digitalmente hasta que queda perfectamente afinada. La versión exagerada del efecto, que llenó las ondas de radio populares el siguiente año con "Believe" de Cher, se produce cuando el ataque (el tiempo que toma a la corrección de afinación para activarse) se sube al máximo. Esto causa que las voces suenen robóticas, cambiando abruptamente entre notas en lugar de deslizarse gradualmente entre ellas. Usos más sutiles del autotune se presentan en toda la música pop. Es muy probable que alguno de tus cantantes favoritos lo use regularmente, si bien con mesura. A principio de la década del 2000, parecía que todos abusaban del efecto en una o dos canciones, pero la novedad pronto se agotó. Artistas como Neko Case y Jay-Z denunciaron el abuso de este efecto, clamando por un regreso a la creación musical "honesta". Cualquiera que usara autotune se volvía sospechoso; llevaba el distintivo del artista flojo y sin talento. Los productos más recientes de Antares incluso funcionan en tiempo real en presentaciones en vivo, complicando más el asunto.

El dramático rechazo público contra el autotune, sin embargo, pierde de vista el problema real. Los productores tienen en sus manos muchas herramientas para mejorar el desempeño vocal y, honestamente, es su trabajo hacerlo. No hay rechazo público contra los de-essers, que si no se usan con moderación, hacen que las eses del cantante suenen como si tuviera un ceceo que no estaba presente al momento de grabar. Cuando se usa con mesura, este efecto puede rescatar una grabación en la cual el micrófono captó demasiadas sibilantes (el sonido aspirado que hace la letra s). De igual manera, los ingenieros suelen usar autotune para retocar una actuación vocal que ya era excelente, más que reparar una mediocre, corrigiendo una que otra nota. Antes del autotune, los cantantes a veces grababan de nuevo estas notas (esto se llama "punch-in"), pero ahora se ahorra tiempo logrando el mismo resultado. Es decir, las mezclas siempre han sido retocadas; y al fin de cuentas, las herramientas de un estudio son eso, herramientas, que son útiles para un artista pero, para otros, no tanto. ¿Quién puede decir que la manera de hacer las cosas de un artista es objetivamente la mejor?

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El uso abundante del autotune por parte T-Pain creó su sonido característico, también mucha controversia.

Pero basta ya de teoría y hablemos de T-Pain. Los medios parecieran dar la idea de que el autotune domina todas las canciones de T-Pain, pero escuchen el sutil énfasis que da al inicio de la primera estrofa de "Blow Ya Mind". Ciertamente, el autotune está presente asechando en el fondo, pero solo salta en una o dos sílabas en las estrofas, por lo que es un efecto más rítmico que melódico, golpeando palabras al compás de una manera que no sería fácil de hacer para la voz humana por sí misma. A lo largo de la canción, el efecto se hace más evidente en unas secciones que en otras. En otras palabras, su uso es planeado y dramático, de ninguna manera es por mediocridad.

Como sugiere Leon Neyfah en The New Yorker, quizas el rechazo público al autotune no tiene que ver tanto con su validez moral sino con su proliferación luego de ser popularizado por T-Pain. El problema, parece ser, es la saturación del efecto más que su uso para ahorrarse trabajo. En toda situación donde tengas a tu disposición muchas herramientas, acepta el desafío de usarlas de manera creativa y rompiendo paradigmas. Solamente no te sorprendas si desencadenas una tendencia que termina descontrolándose.

Margaret Jones es una multiinstrumentista, compositora y maestra de música residente de Oakland, California. Toca la guitarra en varias bandas locales, incluyendo su propio proyecto de composición M Jones and the Melee. También tiene un doctorado en Historia de la Música de la Universidad de California en Berkeley y ha dado clases en el Conservatorio de Música de San Francisco.

T-Pain por Andrew J. Kurbiko con uso autorizado conforme a CC BY-2.0.

T-Pain I 2 por Will Folsom con uso autorizado conforme a CC BY-2.0.

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