La bossa nova arrasó cuando el guitarrista de jazz estadounidense Charlie Byrd se reunió con el reconocido saxofonista Stan Getz para grabar el célebre álbum de 1962, que descubrió este estilo brasileño a una nueva audiencia norteamericana. Tal vez fuera el disco que más famoso hizo a Charlie en su casi medio siglo de carrera, aunque sus logros con la guitarra iban mucho más allá de la locura por la bossa nova: su enfoque clásico del jazz transformó todo el género. Su padre le enseñó a tocar la guitarra acústica de cuerdas de acero a los diez años y, citando a Django Reinhardt como una de sus primeras y principales influencias, también viajó a Italia en los años 50 para estudiar con Andrés Segovia, icono de la guitarra española clásica.
CAPTION: Andrés Segovia
Charlie, que tenía influencias y asociaciones con grandes maestros mundiales de la guitarra del swing jazz y el flamenco, desarrolló su propio estilo de dedos para la guitarra acústica, una rareza en el mundillo del jazz, especialmente en una época en que la norma era la guitarra eléctrica tocada con púa. El uso de cuerdas de nailon y la aplicación de técnicas de guitarra clásica a los estándares de jazz dio a su sonido un refinamiento y una sutileza únicos. Por ejemplo, en vez de utilizar una púa, alternaba los dedos índice y corazón (u otras combinaciones de dedos) para tocar líneas melódicas con gran velocidad y eficiencia. También utilizaba rasgueos de flamenco, una técnica de mano derecha en la que se usa el pulgar, el índice, el corazón y el anular para tocar un acorde pulsando cada cuerda separadamente y a gran velocidad, con un movimiento elegante, como una ola. Puedes escuchar estos rasgueos de Charlie al comienzo de «Bluesette», un estándar de jazz que grabó con el guitarrista Herb Ellis en el álbum colaborativo de 1965 Guitar/Guitar:
«Bluesette», por Herb Ellis y Charlie Byrd
Charlie coleccionaba guitarras de todos los precios (con una fuerte preferencia por las acústicas clásicas, todas con cuerdas de nailon): conservó su primera guitarra clásica, una C.F. de 40 dólares fabricada por Martin a finales de los años 40, y la mejor que tenía era una Kohno, un modelo clásico japonés con un valor de al menos 5000 dólares. A modo de anécdota, bautizó inadvertidamente al fabricante de guitarras Ovation cuando el presidente de la empresa, Charles Kaman, comenzó la producción en los 60 y le mostró una de ellas. Byrd, impresionado, señaló que aquel instrumento «merecía una ovación». Pero la guitarra con la que más tocó Charlie Byrd fue la también japonesa Takamine TC132SC electroacústica, con un cutaway para acceder con más facilidad a los trastes altos. Charlie también opinaba que la Takamine estaba mejor configurada para la amplificación, un factor importante al tocar en directo con una banda de jazz completa.
Takamine TC132SC
Pese a que su música a menudo llevaba la etiqueta de «fusión», Charlie no la consideraba así y no le gustaba fusionar el jazz con la música clásica: «Es un maridaje que pierde lo mejor de ambas formas», decía. «Destruye el fuego del jazz, que debe ser pasional y con un gran swing, y
hace inferior la música clásica». Etiquetas aparte, los aficionados convendrán en que Charlie Byrd combinaba con habilidad lo mejor de ambos estilos.
Leila Abdul-Rauf es multiinstrumentista y compositora. Vive en Oakland (California). Leila es guitarrista y vocalista del grupo de death metal Vastum y la banda de post-punk etéreo Terebellum. También compone y produce música ambient con su propio nombre, con el trío electrónico Ionophore y con el dúo de synth-folk Fyrhtu. Ha hecho giras internacionales y en su tiempo libre imparte clases privadas de guitarra y voz.
«Charlie Byrd 1976", cortesía de la Biblioteca Presidencial Gerald R. Ford, es del dominio público.
«Andres Segovia", por Rmyers, se usa con licencia CC BY-SA 3.0.
Takamine TC132SC, imagen propiedad de Takamine.
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