Conozco a Apha Tawanroong, “Aruni” desde hace años. Era detective de la Policía Real de Tailandia cuando nos conocimos. Al principio pensé que no le caía bien, pero solo me estaba estudiando. Es muy cerebral: su cabeza siempre va más allá, y establece conexiones que no son obvias para los demás. Por eso es tan buena detective. Trabajamos juntos alguna vez en Bangkok, pero la mayor parte de los detalles de aquella operación son confidenciales. Resultó gravemente herida, y pensé que la perdíamos.
Aruni dejó la Policía Real de Tailandia para centrarse en su recuperación. Se enfrentó con firmeza a cada reto, con su positividad y su concentración habituales. Después de esto, volvió a trabajar como detective privada, y realizó algunos arrestos importantes que le dieron muy buena publicidad. Supongo que así fue como Jaimini Shah, “Kali”, oyó hablar de ella. Poco después se unió a Nighthaven. Entre lo agudo de sus sentidos y su capacidad de deducción, es una agente defensora extraordinaria.
No nos hemos visto desde aquella operación en Bangkok que salió de pena, pero intenté mantener el contacto con ella. Sentía que la había defraudado, y sus escuetas respuestas a mis mensajes siempre tenían un tono seco. Imagino que estaba cabreada. Lo cierto es que Aruni se mantiene ocupada. Tiene mucho ímpetu, una gran motivación y una concentración increíble, así que supongo que esa animosidad por su parte era simple distracción. Cuando por fin nos encontramos hace unas semanas, fue como si nada hubiera cambiado.
Me encantaría volver a trabajar con Aruni. Probablemente, su papel en Nighthaven no permita mucha interacción oficial, pero es una valiosa incorporación al Programa. Además, tiene un artilugio tecnológico muy ingenioso que ralentiza a los enemigos y limita su movilidad. Estamos en equipos distintos para el Invitational, pero una vez acaben los partidos, tal vez tengamos tiempo para recordar. Lo cierto es que Aruni no piensa mucho en el pasado; está centrada en el futuro, en seguir adelante y en hacer del mundo un lugar más seguro. Ojalá muchos más compartiéramos su compromiso con esa filosofía.
- Jordan Trace, “Thermite”