Artículo 3
Dos años después de su elección, Antón Castillo nos recibe en su palacio. El Presidente comparte con nosotros la visión de futuro que tiene de Yara. Responde a nuestras preguntas más duras demostrando que, incluso a los 63 años, ¡el "León" sigue rugiendo tan fuerte como siempre!
Entrevista: Guillermo Barbès. Fotos: Pedro Coñado.
Tras un minucioso cacheo por parte de un equipo de alta seguridad, nos acompañan al hermoso salón de invierno. A la hora acordada, el Presidente Antón Castillo entra con paso firme.
El Presidente va, como siempre, elegantemente vestido con los colores de Yara. Su cabello luce impecable. Al estrecharle la mano, su olor nos recuerda a una cálida brisa tropical, con un ligero toque a ron especiado. Captamos incluso un atisbo de la famosa sonrisa que derritió los corazones de toda una nación. Este es un hombre que sigue en la cúspide.
La Voz de Yara: Señor Presidente, gracias por recibirnos.
Antón Castillo: A ustedes. Siempre es agradable hablar con el pueblo de Yara. Mi pueblo.
LVDY: Señor Presidente, hace ya dos años que fue usted elegido. ¿Hasta qué punto ha sido capaz de cumplir sus promesas electorales?
Antón Castillo: Yo solo le hice una promesa al pueblo de Yara. El paraíso. Miren a su alrededor; nuestras fuerzas armadas nunca han sido tan fuertes. Las palabras “lealtad” y “deber” vuelven a tener un significado. Nuestros campos están llenos de trabajadores, plantando y recolectando nuestro mayor tesoro y recurso. Con sudor, determinación, y sus manos desnudas, están sembrando las semillas del futuro en el fértil suelo de Yara. Este recurso está atrayendo naciones de todo el mundo a nuestras puertas. Nos piden, nos suplican, nos ofrecen miles de millones, por un poco de nuestro milagro.
¿No les parece a ustedes que todo esto suena a paraíso?
LVDY: Su padre, Gabriel Castillo, lideró Yara durante su época dorada. ¿Puede contarnos más?
Antón Castillo: Sí, mi padre transformó Yara en un paraíso. Se puede decir que lo llevo en la sangre. Bajo su presidencia, nos convertimos en la joya del Caribe. Actores famosos, políticos y escritores llegaron de todas partes del mundo para disfrutar de la cultura de Yara, y de su belleza. Esperanza fue la capital del mundo, y el Hotel Paraíso su palacio de referencia.
Mi padre fue un visionario, un auténtico león, pero hasta los leones pueden caer abatidos por las hienas. La revolución de 1967 acabó con todo lo que él había levantado. Santos asesinó a mi padre y dejó a Yara en manos de ideólogos y parásitos. Aquello fue… una lección muy importante para mí. Una que mi madre se aseguró de que no olvide jamás.
LVDY: ¿Cuál es su respuesta a los que dicen que ha perdido el control de Isla Santuario?
Antón Castillo: ¿Dónde ha escuchado usted eso? Es importante saber quién va diciendo ese tipo de cosas. En cuanto a su pregunta, es una falsedad. Una mentira. Mi padre hizo siempre el mayor hincapié en decir siempre la verdad, y yo habría sido castigado, con razón además, por hablar como usted acaba de hacer.
LVDY: ¿Calificaría usted su elección de “revolución blanda”?
Antón Castillo: No hay nada débil, o “blando”, en relación con todo lo que hago. Yo soy la última revolución que Yara necesita.
LVDY: Presidente, dice usted que las fuerzas armadas nunca han sido tan fuertes. Al pueblo le gusta sentirse protegido, pero le gustaría saber cuál es la amenaza.
Antón Castillo: Nuestro país está sufriendo un ataque. Traidores y degenerados están intentando desgarrar nuestro tejido social, en nombre de una supuesta “Libertad”. Estas guerrillas no son otra cosa que terroristas, y nos estamos ocupando de ellos gracias a nuestros jóvenes enfundados en sus uniformes.
Le diré cuál es el auténtico enemigo de Yara. El caos. Hay miles de voces ahí fuera, y todas vociferando mentiras. ¿Cómo se supone que van a encontrar la verdad los Yaranos entre todo ese ruido? Nuestros soldados están ahí para recordar al pueblo que solo necesitan escuchar una voz. La mía.
LVDY: Hablemos ahora de su hijo Diego, si le parece bien…
Antón Castillo: ¡Con mucho gusto! Diego es mi orgullo, mi sangre. Puede que sea duro con él a veces, como cualquier padre, pero es fuerte. Tenaz. Igual que su padre y su abuelo, Diego es un auténtico león. Un día yo ya no estaré aquí, y cuando ese momento llegue, el Presidente Diego Castillo asumirá la responsabilidad y se asegurará de que todos alcancemos el paraíso.
LVDY: Se nota que la felicidad de su hijo, igual que la del país, significan mucho para usted.
Antón Castillo: Eso es porque ambos son uno, son lo mismo. Diego Castillo es Yara.
