Los aficionados utilizan el término «metal extremo» como un paraguas bajo el que caben las formas más duras y minoritarias del metal: speed, thrash, death, black y doom. Estos subgéneros utilizan más distorsión y son más agresivos, sus tempos van de lo increíblemente rápido a la lentitud más espesa.
Bandas populares como Slayer, Venom y Metallica pavimentaron a principios de los años 80 el camino para un sonido más abrasivo en el metal. Estos grupos se apartaban de los representantes más tradicionales del heavy metal de la época, como Judas Priest o Iron Maiden, y desafiaron las percepciones del género. Los gritos reemplazaron a las melodías vocales y las guitarras comenzaron a sonar más como armas de destrucción masiva. Fue una época muy emocionante (y ruidosa) en la historia de la música.
Veamos: ¿cómo consigues que una guitarra suene igual que una bestia furiosa surgida del abismo?
- Afina grave
Prepárate para empezar a bajar y bajar.
Olvídate del E estándar y apunta más bajo. Las afinaciones graves crean menos tensión en las cuerdas, por lo que es esencial utilizar calibres gruesos para evitar que las cuerdas queden destensadas y pierdan la afinación. Metallica y Slayer comenzaron con la afinación E estándar, pero más tarde exploraron afinaciones más graves, como Eb y Drop D (que es como la afinación E estándar, solo que la cuerda grave se afina un tono más abajo, en D). El doom y el death metal tienden a usar las afinaciones más graves, como B o A. Una buena norma general es aumentar un paso el calibre de las cuerdas por cada tono que afines hacia abajo. Por tanto, si normalmente tocas con cuerdas de calibre 10 en E estándar, prepárate para cambiar al calibre 13 para afinar en B estándar. Además, también deberás ajustar la guitarra para estas afinaciones.
- Sordina
Silencia las cuerdas con la mano que rasguea para obtener esa energía percusiva en las partes rítmicas.
El death y el thrash metal recurren con frecuencia a unas partes rítmicas rápidas y percusivas para impulsar la canción y aumentar la sensación de energía. La clave para conseguir ese crujido de ametralladora es una técnica llamada «sordina»: Apoya el canto o la palma de la mano en las cuerdas y luego rasguea. El objetivo es la precisión rítmica, así que no hace falta aporrear la guitarra hasta la muerte para que suene bien. Un toque ligero puede funcionar perfectamente. El metal extremo también recurre a la ecualización llamada «scooped» (o de sonrisa, por su aspecto en un ecualizador gráfico): sube las frecuencias graves y agudas del amplificador y baja los medios para que esas sordinas obtengan su sabor distintivo.
- Punteo con trémolo
Mantén la púa cerca de las cuerdas y el brazo suelto por encima de la muñeca para lograr los trémolos más efectivos y cómodos.
El metal extremo, y sobre todo el black y el death metal, utilizan con frecuencia el punteo con trémolo, que consiste en una serie continua de golpes de púa arriba y abajo en una sola cuerda, a alta velocidad. ¡La clave está en la economía de movimientos! Cuanto menor es la distancia que la púa se aleja de la cuerda, mayor precisión y control tendrás.
La afinación descendente, la sordina y el punteo con trémolo son fáciles de aprender y es posible adaptarlos a cualquier nivel de habilidad. Estas técnicas son la base del thrash, el death, el black y el doom metal: sin ellas, el metal extremo no sería extremo.
Leila Abdul-Rauf es multiinstrumentista y compositora. Vive en Oakland (California). Leila es guitarrista y vocalista de los grupos de metal Vastum y Hammers of Misfortune, y de la banda de post-punk etéreo Terebellum. También compone y produce música ambient con su propio nombre, con el trío electrónico Ionophore y con el dúo de synth-folk Fyrhtu. Ha hecho giras internacionales y en su tiempo libre imparte clases privadas de guitarra y voz.
Fotos cortesía de Katrin Auch Photography. Usadas con permiso.
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